domingo, 1 de mayo de 2016

Crónica de la manifestación de los y las trabajadoras convocada por la Casa del Obrero Mundial en 1913


En México, 25 mil obreros y obreras marcharon por primera vez un primero de mayo en 1913, en memoria de los Mártires de Chicago, Cananea y Río Blanco, así como en demanda de la jornada laboral de 8 horas. He aquí la crónica de ese día. 


La primera marcha obrera del 1 de mayo en México

Por José Luis Ortega Pérez


!Miles de trabajadores y trabajadoras se concentraban en el Zócalo de la Ciudad de México. Ese día habían amanecido rebeldes. No se presentaron a las fábricas y talleres a laborar.

Miles de voces exclamaban: ¡Exigimos descanso dominical! También demandaban ¡jornada de 8 horas! El clamor obrero estallaba por toda la plaza de armas, pero más tarde retumbaría por toda la ciudad, por todo el país, por el mundo entero.

Miles de obreros y obreras estaban en el Zócalo, frente a Palacio Nacional, donde comenzaron a llegar a temprana hora e iniciaron la organización de la celebración de la primera marcha del primero de mayo en México.

Habían pasado 24 años de que el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional en 1889 decretó la conmemoración internacional del Primero de Mayo como día del proletariado, jornada de lucha reivindicativa y en memoria de los mártires de Chicago, así como de la huelga por la jornada de 8 horas el 1 de mayo de 1886.

Comenzaron a salir los contingentes de trabajadores y trabajadoras. Parten de la Plaza de la Constitución, pasan frente al Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana de México, cuyas campanas comienzan a repicar durante el inicio de la marcha obrera. Son las 10 de la mañana.

La consigna ¡Vivan los Mártires de Chicago!, se sucede una y otra vez, miles de veces la repiten durante el trayecto de la marcha obrera.

Otro coro subversivo es entonado por los y las marchistas: ¡No más esclavitud laboral! ¡Mueran los capitalistas explotadores!

Largas filas de obreros y obreras marchan exigiendo sus demandas y recordando a los Mártires de Chicago. 25 mil dicen los organizadores, unos cuantos miles señala la policía; ésta siempre minimiza exageradamente el número de manifestantes, pero el río de gente desbordado por las calles del hoy Centro histórico, ayer la majestuosa Tenochtitlan, desmienten el informe policial.

Era una mañana calurosa, la marcha convocada por la Casa del Obrero Mundial avanza tumultuosa.

En la descubierta, la Banda de Música de la Escuela Industrial de Huérfanos pone el toque solemne, pero alegre a la vez.

Encabeza el contingente la Comisión Organizadora, cuyos integrantes, tomados de los brazos, forman una cadena sólida símbolo de la unidad obrera lograda ese día. Le seguía la convocante de la manifestación, la Casa del Obrero Mundial, cuyos integrantes, mujeres y hombres, portaban grandes cartelones que decían: “La Casa del Obrero Mundial exige la jornada diaria de ocho horas y el descanso dominical” (1) “Ni odio de razas ni división de credos. Para el trabajador no hay más patria que el mundo ni más religión que la justicia social”. (2) 

Por delante, orgullosa, agitándose a los compases de la Banda de Música y de las consignas obreras que gritaban los manifestantes, marchaba también una bandera rojinegra elaborada por las integrantes de la casa del Obrero Mundial a propuesta del obrero Jacinto Huitrón, quien orgulloso de su creación decía muy ufano:

“A la bandera roja, símbolo del trabajo, a iniciación mía se le puso la mitad negra en señal de luto por los mártires de Chicago, y ahora es el símbolo sindicalista casi mundial; pero es de origen mexicano: nació ese primero de mayo de 1913.” (3) 

Atrás seguían las columnas de los canteros, carpinteros, sastres, costureras, zapateros, textileros, maestras, meseros, ferrocarrileros, electricistas, las sociedades mutualistas y de cajas de ahorro, La Gran Liga Obrera, el Partido Popular Obrero, el Partido Socialista de México y la Sociedad de Empleados libres, organización obrera que “con mayor empeño propugnó por obtener la jornada máxima de trabajo de ocho horas diarias, así como el descanso dominical” (4) y que unos meses antes, el 24 de enero para ser precisos, se había manifestado públicamente por dichas demandas.

Entre los contingentes marchaban también los espíritus del tipógrafo George Engel y los periodistas Adolph Fischer, August Spies y Albert Parsons, los Mártires de Chicago llevados a la horca el 11 de noviembre de 1887 por el delito de huelga; pagaron con su vida el reclamar una jornada de trabajo justa y humana, la jornada de 8 horas que hoy gozamos por ley.

Un grupo de jóvenes maestras, que en un futuro serán importantes protagonistas de la huelga magisterial de 1919 en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México, pasan lista a los Mártires de Chicago, repitiendo sus últimas palabras al conocer el fallo del juez que los condenó a la horca:

¡Adolf Fischer!

¡Presente! Corea la fuerza obrera impetuosa que circula ya por la calle de plateros, hoy Avenida Madero, en cuyos edificios coloniales resuenan las palabras de Adolf Fischer en voz de los y las trabajadoras:

“Solamente tengo que protestar contra la pena de muerte que me imponen porque no he cometido crimen alguno… pero si he de ser ahorcado por profesar mis ideas anarquistas, por mi amor a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, entonces no tengo inconveniente. Lo digo bien alto: dispongan de mi vida”. (5) 

Albert Parsons

¡Presente! Expresan con vehemencia los y las marchistas de este histórico 1 de mayo, quienes repiten la voz valerosa de Albert Parsons al conocer su sentencia de muerte:

 “El principio fundamental de la anarquía es la abolición del salario y la sustitución del actual sistema industrial y autoritario por un sistema de libre cooperación universal, el único que puede resolver el conflicto que se prepara. La sociedad actual sólo vive por medio de la represión, y nosotros hemos aconsejado una revolución social de los trabajadores contra este sistema de fuerza. Si voy a ser ahorcado por mis ideas anarquistas, está bien: mátenme”. (6)

La gran ola obrera desemboca por la Avenida Juárez y las maestras continúan con el pase de lista de los mártires de chicago:

Auguste Spies

¡Presente! Manifiestan las trabajadoras y trabajadores con pasión y coraje al recordar lo que dijo Auguste Spies:

 Honorable juez, mi defensa es su propia acusación, mis pretendidos crímenes son su historia. […] Puede sentenciarme, pero al menos que se sepa que en el estado de Illinois ocho hombres fueron sentenciados por no perder la fe en el último triunfo de la libertad y la justicia. (7)

Louis Lingg

¡Presente! Exclama el tsunami obrero mexicano que incontenible inunda la Alameda central y da vida a la voz de Louis Lingg.

 “No, no es por un crimen por lo que nos condenan a muerte, es por lo que aquí se ha dicho en todos los tonos: nos condenan a muerte por la anarquía, y puesto que se nos condena por nuestros principios, yo grito bien fuerte: ¡soy anarquista! Los desprecio, desprecio su orden, sus leyes, su fuerza, su autoridad. ¡Ahórquenme!” (8)

No obstante, Louis Lingg no les dio el gusto a los capitalistas de ejecutarlo. Se suicidó un día antes de su cita al cadalso.

George Engel

 ¡Presente! Claman con sonoridad los marchistas que continúan arribando al Hemiciclo a Juárez, donde ya no cabe ni un afiler. La algarabía es grande, no obstante la voz de Engel a través de las maestras, se escucha claramente:

“¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras unos amontonan millones, otros caen en la degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza, y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, la libertad, el bienestar". 

Termina el pase de lista de los Mártires de Chicago y Jacinto Huitrón del brazo de sus compañeros y compañeras de la Casa del Obrero Mundial, arenga a sus hermanos y hermanas de clase:

“Venimos en este día de airada protesta mundial de las inmensas falanges del trabajo, no a llorar, sino a recordar sobre las tumbas de los Mártires de Chicago, abiertas brutal y estúpidamente por la hidra del capitalismo el 1o. de mayo de 1886, y cerradas por la misma en un gesto diabólico de cobardía y de incomprensibilidad de los destinos de la humanidad, el 11 de noviembre de 1887”. (9) 

En la columna de las costureras y los trabajadores textiles, también desfilaban las almas de los y las mártires de las huelgas de Cananea y Río Blanco, encabezados por Margarita Martínez, quien al igual que aquel aciago 7 de enero de 1907, día en que el gobierno porfirista masacró a cientos de obreros y obreras en la rebelión de Río Blanco, porta una bandera tricolor y lanza gritos de ¡Viva México!

La acompañan Rafael Moreno y Manuel Juárez, presidente y vicepresidente del "Gran Circulo de Obreros Libres”, fusilados por el ejército porfirista acusados de ser los promotores de la rebeldía obrera de los huelguistas veracruzanos.

Mientras el total de los marchistas arriban al Hemiciclo a Juárez, dónde éste, apacible, rodeado de la Patria y la ley los espera, al igual que un grupo de costureras que se cobijan del sol en la arboleda y que rememoran la participación de las mujeres en la rebelión contra las tiendas de raya en la huelga de Río Blanco.

― En 1906, treinta mil obreros y obreras del ramo textil estallan una huelga por mejores condiciones de trabajo en estados del país, pero el Dictador Porfirio Díaz, insensible al reclamo obrero interviene en apoyo de la clase patronal y ordena que los obreros regresen a trabajar para el 7 de Enero de 1907.

―¿Y todos los obreros se doblaron a la orden del Tirano de Díaz?

― No. Los trabajadores y trabajadoras del distrito Federal, Tlaxcala, Estado de México y Veracruz acataron la resolución presidencial, no así la mayoría de los obreros de Río Blanco.

―No interrumpan. Dejen que continúe el relato ―tercia una de las oyentes.

― Esa trágica mañana, luego de que aproximadamente unos 300 obreros ingresaron a la fábrica rompiendo la huelga, obedientes de la injusta orden de Porfirio Díaz, una brigada de valientes mujeres encabezadas por Isabel Díaz de Pensamiento, Dolores Larios, Carmen Cruz, Margarita y Guadalupe Martínez, entre otras, se apostaron en el acceso principal de la factoría para increpar a los trabajadores claudicantes.

“Dos hileras de mujeres se colocaron a ambos lados de la puerta principal gritándoles a los que pretendían seguir entrando y romper la solidaridad proletaria: “¡Muertos de hambre!”, “¡Sinvergüenzas!”, “¡Miserables!”, así como otras frases de mayor sonoridad, a las que se agregaban “vivas” a México, a Juárez, y gritos anti extranjeros de la multitud que se agolpaba a las puertas de la fábrica y que cada vez crecía más con la llegada consecutiva de numerosos obreros.(10)

―Sí que eran bravas las compañeritas de Río Blanco. ¡Ya, ya me callo! Síguele.

― Mientras tanto los obreros que decidieron mantener la huelga realizaban un mitin para explicar su decisión a los compañeros que dudaban en mantener la huelga o terminarla como ordenaba el Dictador Díaz.

“Al mismo tiempo, las mujeres de los obreros, como lo hacían todos los días, acudieron a la tienda de raya a retirar el pan y los escasos víveres que allí les vendían a crédito pero a precios realmente abusivos, encontrándose con la novedad de que el tendero, que naturalmente era amigo de los patrones y estaba siempre en contubernio con ellos, se negó en redondo a darles el crédito. Este individuo francés, de nombre Víctor Garcín, era dueño de una cadena de tiendas de raya que operaba en Río Blanco, en Santa Rosa, en Nogales y en la misma Orizaba; es decir, controlaba todo el comercio de abarrotes y, mediante vales, entregaba a los obreros mercancía de ínfima calidad que después él cobraba en dinero contante y sonante en la fábrica. Era lógico, entonces, que tuviera que marchar de acuerdo en todo con los patrones y, por tanto, sentirse rabioso al ver que los obreros se negaban a trabajar”. (11 ) 

― Así pues, esa mañana del lunes 7 de enero de 1907, Garcín les dijo a las mujeres: “aquí ya no hay más crédito; si esta bola de holgazanes no se meten a trabajar de inmediato, que se mueran de hambre porque yo no soy su padre para tener que mantenerlos de gratis”. Y echó a las mujeres a la calle ayudado por sus gatos, por sus dependientes. (12)

―Qué hijo de tal por cual era ese Garcin.

― Pero el desgraciado de Garcin no sólo negó el alimento, sino que junto con sus dependientes provocó a los obreros y sus mujeres con el sonsonete de “pan, pan, no les dan...” y expresiones como la siguiente: “A estos perros no les daremos ni agua”. (13)

Ante lo desesperado y urgente de la situación, ya que todos los obreros vivían al día y nadie contaba con reserva para resistir, Margarita Martínez, tomó la iniciativa de acudir al mitin de los obreros para ponerlos al tanto de los hechos luego de lo cual, en un acto de rabia justiciera, les dijo:

“Vamos a quemar la tienda de Víctor Garcín; ya estuvo bien de tanta explotación y de tanta humillación, ya estuvo bien de tantos insultos, hay que cobrárselas de una vez por todas a este extranjero”. (14 )

 ― Los obreros del mítin respondieron a la convocatoria de Margarita y se trasladaron a la tienda de raya, Garcín ordenó cerrarla, pero los trabajadores dieron portazo y uno de los dependientes disparó matando a un trabajador lo que desató la furia obrera contra el símbolo que los endeudaba y sumía en la miseria. Margarita Martínez incitó al pueblo hambriento para que tomasen las provisiones negadas. Se repartió la mercancía entre la gente y después de incendiar la tienda de raya, los trabajadores enardecidos prendieron fuego también a la fábrica que se encontraba enfrente.

El periódico local “El reproductor” al otro día de los sucesos informaba: La turba enfurecida se dirigió a Nogales a la otra tienda de Víctor Garcín, mientras un grupo de mujeres lanzó palos y piedras contra los vidrios de la fábrica y gritaban: “No solamente los hombres han de morir, también nosotras”. (15) 

― Los obreros de Río Blanco avanzaron hacia las fábricas textiles de Nogales y Santa Rosa, puesto que el Gran Círculo de Obreros Libres de Santa Rosa era el más aguerrido y quienes habían protestado con mayor decisión en la lectura del laudo del Dictador Porfirio Díaz, un día antes en el teatro Gorostiza de Orizaba. El Gran Círculo de Obreros Libres, era promovido por integrantes del Partido Liberal Mexicano, quienes mantenían relaciones secretas con la Junta Revolucionaria de la cual Ricardo Flores Magón era el Presidente.

 Sabían bien que este era un día demasiado esperado. No se podían detener ahora que la ocasión de la justicia había sonado: "seguimos después a Santa Rosa, caminábamos. . . a gritos y cantando. Nos sentimos libres y dueños de nuestro destino, después de tanta miseria y opresión. Parecía un día de fiesta", recordaría años más tarde un protagonista.(16)

― Encabezaban uno de los contingentes de obreros y obreras, Lucrecia Toriz, Filomena Mata y Margarita Martínez, quien portaba una bandera mexicana y al grito de ¡Viva México!, todos y todas cantaban el himno nacional con la confianza y la alegría de lo que consideraban su victoria. (17)

“Toriz venía ondeando el pendón tricolor del Círculo Recreativo Mutualista Morelos, y excitaba a la multitud con “frases subversivas”. Detrás de estas corajudas mujeres venían los que habían apedreado la fábrica y que se quedaron rezagados”. (18) 

― En un primer encuentro de la marcha obrera con efectivos del 13º Batallón, Lucrecia Toriz encaró a los soldados gritándoles: “no disparen contra los obreros que son sus hermanos”, evitando momentáneamente la represión a los manifestantes. El teniente Dorado castigó la valentía de Lucrecia Toriz, a quien agarró a sablazos, hasta dejarla inconsciente. (19)

Pero el ejército porfirista recibió el mandato de acabar con la rebelión obrera. El Dictador ordenó “mátenlos en caliente” y se desató la masacre de los trabajadores; unos dicen que fueron asesinados 200, otros que entre 400 y 800. Lo real es que entre muertos, detenidos y fugitivos, sólo regresaron a la fábrica de Río Blanco 5,512 obreros de 7,083.

Y es que no le bastó al régimen porfirista la masacre de obreros desarmados ese día, sino que en los posteriores desató la persecución, la cacería. Se sabe que espulgaron casa por casa, incluso, peinaron, como suele decirse en lenguaje castrense, los montes cercanos. Todos los que fueron hallados sospechosos fueron aprehendidos y pasados por las armas sin ningún miramiento y sin mediar siquiera un simulacro de juicio legal, entre ellos los principales líderes del Gran Círculo de Obreros Libres de la región.

“Las mujeres no podían permanecer al margen de la justicia; así, el 23 de enero ingresaban a la casa de corrección de Orizaba, Margarita Martínez, Filomena Pliego y Lucrecia Toríz y otras trece más; eran pocas con respecto a los hombres encarcelados, sin embargo, algunas de ellas habían jugado un papel de primera importancia para encender la chispa que desató la revuelta”. “Los nombres de las encarceladas eran los siguientes: Trinidad Flores, Juana Arroyo, Filomena Pliego, Lucrecia Toríz, Aurelia Arellano, María Monter, Mariana García, Francisca Olivares, Florencia Galarza, Margarita Martínez, Luisa Andrade, Benita López, Elena Martínez, Micaela Plata, Severa Álvarez y Luz Córdoba”. (20) 

 ― Hay una confusión de datos sobre la participación de estas mujeres el 7 de enero de 1906. Por ejemplo hay quienes relatan que una mujer con la bandera en una mano y con su arma disparó a la tropa, pero Margarita Martínez y Lucrecia Toriz quienes portaron banderas no iban armadas. La que les hizo frente con un arma de fuego fue Anselma Sierra, “La China”.

“Cuando los trabajadores llegaron a Santa Rosa perseguidos por los soldados del Trece Batallón y los Rurales, se encontraron con la señora Anselma Sierra, propietaria de una tiendita, que en esa región se le llama «changarro», quien al darse cuenta de la persecución tan encarnizada de que eran objeto los obreros, regresó a su tienda y se armó de una pistola, y parapetada en el Puente de los Patos, puente que era entonces el límite entre Río Blanco y Nogales, hizo fuego contra los soldados. Ella logró huir con vida y para evitar ser detenida abandonó la región”. (21) 

“Algunas de las mujeres participantes en la revuelta del 7 de enero son célebres, otras no tanto, pero todas lucharon por un mismo deseo: ver a su patria libre de la dictadura que las llevo a protestar por hambre y sed de justicia. Todas sufrieron el flagelo de la Revolución y muchas de ellas fueron fusiladas sin tener un juicio justo. Margarita Martínez fue prisionera de la fortaleza militar de San Juan de Ulúa en el Puerto de Veracruz donde años más tarde murió”. (22) 

 ―Margarita Martínez es una heroína olvidada al igual que las otras mujeres que llamaron al levantamiento; convirtiéndose así en precursoras de la Revolución Mexicana de 1910 e iniciadoras del movimiento obrero nacional en nuestro país.

Las costureras terminan de remembrar la rebelión de la huelga de Río Blanco. Todos los obreros y obreras de la marcha han abarrotado el Hemiciclo a Juárez y sus alrededores. Ya han llegado al mitin programado frente al Benemérito de las Américas todos los convocados, menos la Confederación Nacional de Artes Gráficas, quienes no se sumaron porque la manifestación no fue independiente de los partidos políticos, pues participarían el Partido Popular Obrero, el Partido Socialista de México y los diputados maderistas.

 “Amadeo Ferrés, de la importante Confederación Nacional de Artes Gráficas se negó a participar debido a la presencia de políticos como Heriberto Jara e Isidro Fabela, a pesar del conocido radicalismo de éstos, advirtiendo del peligro de “la participación política de la Casa”, posición propia de las posturas anarquistas más ortodoxas”. (23)

 Y es que tras el golpe militar en febrero de Victoriano Huerta contra el gobierno de Francisco I Madero y el asesinato de éste, los diputados anti huertistas llamados los renovadores buscaron tener una base social obrera y mantenían estrecha relación con los dirigentes de la casa del Obrero Mundial.

“La mayoría de los diputados de filiación maderista siguió ocupando su curul, persuadida de que serviría mejor a la causa democrática mediante la oposición política legal que con una huida difícil y peligrosa. Atrapados en la capital, estos diputados, conocidos como "renovadores", encontraron en los obreros un sector en el que apoyarse. Las reuniones semanales de la Casa del Obrero a las que acudían con motivo de las conferencias que ésta organizaba, fueron el camino para establecer contactos con los trabajadores”. (24) 

El país seguía de luto por la muerte de Madero, quien no obstante las arengas y rezos semanales en su tumba por el Club Femenil Lealtad encabezado por la maestra María Arias Bernal, no había resucitado el domingo de Ramos, día que se cumpliría un mes de su artero asesinato.

“La maestra María Arias Bernal que fundó el Club Femenil Lealtad, con la colaboración de Dolores Sotomayor, Inés Malváez y María Luisa Rojas, entre otras, organizó reuniones semanales en el Panteón Francés junto a las tumbas de Madero y Pino Suárez, donde se pronunciaban discursos y se daba lectura a poemas y composiciones. Dichas sesiones fueron constantemente reprimidas y en dos ocasiones la maestra María Arias fue encarcelada. En agosto de 1914 el general Álvaro Obregón asistió al panteón y le hizo entrega de su pistola, afirmando: "Esta arma que ha servido para defender la causa del pueblo, la entrego a esta valerosa joven porque aquí en México sólo puede ser confiada en manos de mujeres". Así fue como la voz popular le adjudicó el sobre nombre de María Pistolas. (25) 

 Y es que lo espiritistas seguidores de Madero, habían corrido la voz de que el llamado Apóstol de la democracia regresaría al mundo de los vivos el Domingo de Resurrección de la Semana Santa, pero si bien Madero no resucitó, su ideal cabalgó por la nación cual Cid Campeador en su última batalla contra los Moros y Venustiano Carranza redactó el Plan de Guadalupe desconociendo a Victoriano Huerta, el usurpador de la Presidencia de la Republica y asesino de la democracia maderista. (26).

Por ello, Huerta tenía miedo de que el movimiento obrero se organizara en su contra y a regañadientes autorizó la manifestación unas horas antes. Anna Ribera Carbó nos cuenta que durante la semana anterior a la marcha del primero de mayo de 1913, el régimen huertista titubeó.

“Dudaba si debía enfrentar prematuramente a la organización obrera, esperar a medir su capacidad de movilización, conciliar con sus demandas e intentar atraerla o tratar de controlar desde adentro su proceso de organización”. (27)

 Inicialmente se inclinó por la negativa al acto obrero. “A las doce de la noche del 30 de abril aún no había permiso oficial”. (28)

Finalmente Victoriano Huerta cedió. Se autorizó la marcha pero condicionada a que no hubiera ataques en su contra. “Pueden sacar la manifestación pero ya saben que va a ser patrullada y mucho cuidado con que haya algún desorden”, se les comunicó a los organizadores. (29)

Los integrantes de la Casa del Obrero recibieron con júbilo la noticia y a las dos de la mañana de ese histórico día reanudaron los preparativos de la “primera celebración en México del Día del Trabajo. Jornada mundial por las ocho horas”, preparativos que semanas antes habían iniciado con la invitación a las sociedades mutualistas y organizaciones obreras, semillas de los futuros sindicatos.

 “Se emitieron estampas de cinco centavos para cubrir los gastos que, de fondo rojo y con letras negras decían: “sindicalismo radical reformista” entre alegorías del trabajo, el gorro frigio y dos banderas rojas, con palmas de laurel en la base, litografiadas por Rosendo Frausto”. (30) 

Las autoridades por su parte, “así como la prensa oficial, trataron de crear una versión neutral e inofensiva de la manifestación. Intentaron presentarla como una celebración del trabajo y organizaron en el último minuto un “festival” en Tacubaya, donde dos mil trabajadores recibieron ropa de manos de los generales Félix Díaz y Manuel Mondragón”. (31)

 Pero por las dudas, el gobierno huertista mandó a la policía montada para que escoltara a los manifestantes y prevenir cualquier brote insurreccional.

Al paso de la marcha proletaria, el tráfico se paralizaba y despertaba el aplauso de los transeúntes y la gente que los observaba desde los balcones y azoteas de los edificios del hoy centro histórico de la capital del país.

El ingeniero Peralta, presidente del comité organizador, decía: “la manifestación fue vitoreada durante todo el trayecto por las multitudes que abarrotaban las calles por las que desfilaba, pues reinaba una verdadera locura de entusiasmo”. (32)

 Todavía no salía el último contingente obrero del zócalo capitalino cuando la cabeza de la marcha obrera abarrota el Hemiciclo a Juárez, donde hizo su primera parada y realizó un mitin.

Como iban llegando los gremios laborales rodeaban la efigie del Benemérito de las Américas, cuyo rostro impasible en ratos daba paso a una sonrisa de beneplácito ante la presencia obrera organizada, germen del sindicalismo mexicano como tal.

Un grupo de maestras que habían logrado colocarse frente a la estatua de Benito Juárez, al tiempo que la observaban comentaban el trabajo político invisibilizado de su esposa: Margarita Maza Parada.

“presidió una junta de mujeres liberales que se encargaban de reunir fondos para las tropas, los hospitales y para apoyar las víctimas civiles de la guerra” contra el invasor francés, durante la cual, “en la mayoría de las ciudades muchas mujeres, y los hombres no enlistados, se dedicaron a mantener un clima de inestabilidad social que repercutió tanto en las decisiones políticas como en los avatares de la guerra, de modo que la monarquía de Maximiliano nunca pudo realmente gobernar el país”. (33) 

 En el extremo oriente del Hemiciclo a Juárez, un grupo de obreras y obreros escuchan a Jacinto Huitrón, uno de los dirigentes de la Casa del Obrero Mundial, quien les habla sobre su concepción de las mujeres, la cual publicará tiempo después en un periódico anarquista:

Compañeritas “La tiranía empieza con las relaciones amorosas de los seres. Lo que debía ser base de una generación consciente, libre y dichosa, es hoy el producto de una humanidad fea, esclava y corrompida. (...) 

El primer verdugo es el marido que se impone a la mujer, ya sea por la fuerza física o por la fuerza legal o religiosa. El hombre, al unirse con la mujer, la sociedad lo considera como un pequeño tirano al que hay que obedecer ciegamente: las relaciones con ellas no son morales, ni amorosas, sino materiales y despóticas. (...) 

Tan solo los anarquistas, los llamados destructores de la humanidad, los enemigos del orden, de la moral divina, son bastante atrevidos, nobles y sinceros para propagar estas nuevas ideas de amor libre, de igualdad, de fraternidad, poniendo a la mujer a la misma altura del hombre, considerándola como una compañera de la vida, como una compañera de sociedad, de lucha, como una parte integrante de la producción de la especie (...)

“¡No más esclavas de la familia, de la sociedad, de la religión, del trabajo y del hogar! ¡Arriba la mujer! igualdad en derechos y en deberes para todos! iCultivad a la mujer! Que "querer es poder" y "la utopía de hoy será la realidad de mañana". Todo es obra de educación, educación y educación, señores egoístas. iReivindicad a la mujer y se manumitirá la humanidad!” (34)

 Luego de esperar a que la retaguardia de los manifestantes llegara a la Alameda Central, Rafael Pérez Taylor, uno de los más elocuentes oradores de la Casa del Obrero Mundial, abrió el mitin. ¡Viva la Casa del Obrero Mundial!, ¡Que viva! coreaban los manifestantes. (35)

Siguió el mecánico anarquista, Jacinto Huitrón, uno de los fundadores de la Casa del Obrero Mundial, quien “exalta la gesta de Chicago y la Masacre del 7 de Enero y termina exhortando a los trabajadores a una lucha tenaz y permanente hasta lograr el exterminio del régimen capitalista”. (36)

Toca el turno al insigne revolucionario Antonio Díaz Soto y Gama, primero maderista y luego zapatista, quien fustiga a los tiranos, condena la opresión y la explotación del hombre por el hombre, “enlaza la grandeza de la Revolución Francesa con la Revolución Mexicana, elogia la filosofía de Cristo y termina llamando a combatir sin tregua a la reacción que pretende cambiar la ruta de la Revolución Mexicana.” (37)

Cierra el mitin obrero, “el hombre activo e infatigable, alma del gremio de Sastres, Epigmenio H. Ocampo, joven impetuoso que se desborda en fundados ataques al Clero, a la burguesía y a la reacción, criticando a la inmensa plaga de zánganos que viven como pulpos alimentados con la sangre del pueblo al que explotan y esquilman en sus derechos y en sus libertades” (38)

La marcha del 1 de mayo de 1913 continúa. Terminado el mitin en el Hemiciclo a Juárez, los trabajadores se reagrupan en sus gremios y continúan su manifestación, ahora rumbo a la Cámara de Diputados.

La movilización obrera avanza por la Avenida Juárez, luego por la Avenida de los Hombres Ilustres, hoy Av. Hidalgo, hace un pequeño viraje para tomar la Avenida Cinco de Mayo y dar vuelta en seguida a las calles del Factor, hoy Allende, para situarse frente a la Cámara de Diputados.

A las doce del día llegó la manifestación al recinto parlamentario. Se forma una comisión, la cual es recibida por los diputados maderistas del Bloque Renovador.

José Colado portavoz de la Casa del Obrero Mundial, luego de manifestar el anhelo obrero de justicia, entregó a los diputados Heriberto Jara, Gerzayn Ugarte y Serapio Rendón, un documento de la Casa del Obrero Mundial con sus principales demandas:

“El memorándum de la Casa del Obrero Mundial pedía la reglamentación por Ley de la Jornada de Ocho Horas de Trabajo como máxima, la vigencia de una Ley sobre indemnizaciones por pago en accidentes de trabajo y el reconocimiento obligatorio para los patrones de la personalidad de los Directivos de las Uniones y Sindicatos de los trabajadores”. (39)


Por parte de los legisladores maderistas, el diputado Serapio Rendón ofreció que lucharían en las Cámaras por la implantación de la Ley del Trabajo que planteaban los trabajadores, pero será hasta cuatro años más tarde en que el legislativo les cumpla al aprobar en la Constitución de 1917 el Artículo 123 impulsado por los constituyentes Heriberto Jara, Esteban Baca Calderón y Francisco J. Múgica, entre otros legisladores pro derechos de los trabajadores.

Finalmente la marcha se dirigió hacia el Jardín de Santa Catarina, a efecto de rendir homenaje al Héroe de Nacozari.

Hablaron en nombre de la Casa del Obrero Mundial, Pioquinto Roldán, Modesto Escalona, Delegado de la Fábrica de Río Blanco y Luis Méndez, para elogiar el acto heroico del ferrocarrilero Jesús García, Héroe de Nacozari, quien realizó la hazaña de sacar un tren cargado de dinamita para evitar la muerte segura de toda una población, a sabiendas de que perdería la vida en holocausto a un sentimiento de alto humanismo y gran heroicidad. (40) 

Por la tarde de ese día hubo una kermes gratuita en el Teatro del Elíseo, patrocinada por los representantes Colado, Preciado, Landgrave, Ingeniero Carlos Vega, así como los diputados socialistas Heriberto Jara, Hilario Carrillo, Román Morales y Jesús Monroy.

Y por la noche en el Teatro Xicotencatl, hoy Teatro de la Ciudad de México se efectuó una velada en la que participo Jacinto Huitron junto con el licenciado Isidro Fabela, que tuvo a su cargo el discurso oficial, la cantante Josefina de la Llarca, que deleitó al auditorio con una bella aria, y Epigmenio H. Ocampo, que dijo unas palabras y la explicación del origen y significado del 1o. de mayo.

En su discurso, Isidro Fabela auguraba el advenimiento de tiempos mejores para los trabajadores:

El triunfo esplenderá maravillosamente, señores obreros, porque el equilibrio equitativo entre el capital y el trabajo es una utopía que se realiza poco a poco, a pesar de los economistas clásicos, a pesar de la burguesía despiadada y sórdida, a pesar de la tradición y los derechos adquiridos. Ya se ha traspuesto el sentimiento, llegado a la acción, ya no son lirismos declamatorios los anhelos igualitarios y las ideas de mejoramiento en las mentes oscuras; ya están establecidas incontables sociedades de obreros, que funcionan constantemente; ya repercuten por doquiera las voces de los directores intelectuales, que lanzan la buena nueva en el corrillo, en la asamblea, en el periódico y en el mitin; ya prendió la luz del pensamiento en las mentes oscuras; ya surgió a las bocas la inconformidad, antes latente y reconcentrada, de todos los pechos; ya se levantó, poderosa, con gesto de orgullo y fortaleza, la gallarda rebeldía, la rebeldía trágica de la sangre y la rebeldía misericordiosa de las masas. (41) 

 Al final se cantaron los himnos obrero-internacionales.

A partir del 1 de mayo de 1913 las uniones de resistencia obrera se transformaron en sindicatos. El mes de Mayo de ese año es muy significativo en la historia del movimiento obrero mexicano, pues en esos días nace el sindicalismo mexicano como tal.

3 de mayo. La Unión de Canteros Mexicanos y los Tejedores de la Linera se transformaron en organizaciones sindicales. 


5 de mayo. Se funda el Sindicato de sastres. 


10 de mayo se constituyó el Sindicato de Zapateros. 


24 de mayo. La Asociación de Jóvenes Tallistas y Ebanistas y la de Carpinteros se fusionaron y establecieron su sindicato. (42) 


En este proceso de lucha por los derechos laborales, antes, durante y después de la creación de la Casa del Obrero Mundial que fue la cuna del sindicalismo mexicano, las mujeres jugaron un papel destacado.

Déjenme platicarles de dos grandes sindicalistas miembros de la casa del Obrero Mundial y participantes del Comité de la huelga general de 1916:

Ángela Inclán. Bonetera empleada en la fábrica La Perfeccionadora, afiliada a la Confederación de Sindicatos del Distrito Federal. Se dice que fue en la vecindad en que ella habitaba donde se celebró la sesión secreta del comité ejecutivo de la Confederación en la que se decidió el estallido la huelga general de 1916. Integrante del Comité de Huelga, fue aprehendida bajo la acusación de rebelión y traición a la patria. Luego de un mes de proceso judicial fue absuelta. ( 43) 

Esther Torres. Costurera. Al igual que su madre y su hermana Ignacia viajó a la ciudad de México en 1910 para emplearse en la Cigarrera Mexicana de Ernesto Pugibet, donde cumplía jornadas de 12 horas diarias. Luego ingresó como costurera a una fábrica de ropa para trabajadores. En 1915 se unió a la Casa del Obrero Mundial donde recibió formación doctrinaria de parte de Rafael Quintero, participó en la formación del Sindicato de Boneteras de la fábrica La Perfeccionadora y organizó el primer Sindicato de Costureras del Distrito Federal. Como delegada de este, participó en la huelga general de julio de 1916 en el Distrito Federal, y fue detenida con el Comité de Huelga al otro día del estallido, recluida en la penitenciaria y sometida a consejo de guerra. Fue liberada a los 26 días.” (44) 

Esther Torres narra que no había diferencias de género al interior del sindicalismo, pero en la sociedad patriarcal sí.

"Eramos muy bien vistas por nuestros compañeros porque hasta nos decían compañerita, compañerita, compañerita, pero por la sociedad éramos mal vistas, porque eso no era para una mujer, eso era para el hombre. Los hombres tenían derecho a hacer todo, ¿verdad?, pero las mujeres no." (45) 

Sobre la época de la Casa del Obrero Mundial que Esther Torres calificó de romántica, ella relata:

“Cuando fui miembro de la Casa del Obrero Mundial, podríamos decir que era la edad romántica de la Casa del Obrero Mundial, porque era hermoso, hermoso, hermoso, que el 1º de Mayo, ya por abril empezábamos a ahorrar, ya empezábamos a tomar acuerdos cómo vestirnos; que con falda negra y blusa roja (…); un entusiasmo muy grande para ir por las calles en la manifestación (…) cantábamos El Hijo del Pueblo sin pena, dice mi hermana nachita: ‘Sí ahorita me dan mil pesos porque yo cante en la calle, quédense con sus mil pesos’. Pero en aquella época el entusiasmo, sin saber cantar, brincábamos y cantábamos y creíamos que éramos los dueños de la situación con nuestras banderas, con nuestro estandarte, muy esperanzados de que las cosas cambiarían.”. (46)

Las mujeres jugaron un papel importante en la organización y lucha sindical. Este 1 de mayo pasémosles lista a las trabajadoras participantes en la Casa del Obrero Mundial:

Las maestras Paula Osorio Avendaño, Reynalda González Parra y Genoveva Hidalgo, las sastres Jovita Estrada, Carmen Velázquez, Margarita Velázquez y las costureras Esther Torres, Francisca Pérez, Ignacia Torres. 

En el registro de la Casa, se encuentran también las trabajadoras Angela Inclán, Pina Barrionuevo, Soledad Buendía, Catalina Prenis, Clotilde Céspedes N, Elvira García, Guadalupe Peláez, Eduarda Cisneros, María de la Luz Solano, Judith Acevedo, Isabel Salazar, Maura Rosas, Victoria Rojas, Adela Arellano, Manuela Barrionuevo, Aurora de la Riva, Eduwiges Sánchez, Luz Chirino Ruiz, Luz Lavanderos, Refugio Castañeda, Cristina Ramírez, Carmen Brothers, Lucrecia González, Tirsa Hernández, Sara Ramírez, Sara Céspedes Noriega, Alma Ramos, Angela Martínez, Cristina Camacho. (47) 

Citas:

1.- Rosendo Salazar. Primero de mayo de 1913. Tomado del libro “Las pugnas de la gleba”. Primera edición cibernética, mayo del 2003. Biblioteca virtual de antorcha. P. 1 (http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/primero_mayo/caratula_primeromayo.html#1
[Mayo 2016])
2.- Jacinto Huitrón. Primera celebración del día del trabajo en México. Tomado del libro Orígenes e historia del movimiento obrero en México. Primera edición cibernética, mayo del 2003. Biblioteca virtual de antorcha. p.2 (http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/primero_mayo/caratula_primeromayo.html#2 [Mayo 2016])
3.- Idem
4.- Rosendo Salazar. Op. Cit. p.1
5.- Las últimas palabras de los Mártires de Chicago, los artífices del Primero de Mayo. Por Lluís Torrent. Muhimu. Historias que de verdad importan. (http://muhimu.es/trabajo-emprendedores/martires-chicago/ [Mayo 2016])
6.- Idem
7.- Idem
8.- Idem
9.- Jacinto Huitrón. Op. Cit. p. 2
10.- Bernardo García Díaz. Apuntes sobre la huelga de Rio Blanco, p. 197 (https://www.academia.edu/4771748/Apuntes_sobre_la_huelga_de_rio_blanco_bernardo_garcia_diaz [Mayo 2016])
11.- Margarita Martínez: Una mujer que transgredió las reglas de la época. Luis Miguel López-Mena, pp. 42- 44. Las mujeres hacemos historia. 2010. (http://www.ivermujeres.gob.mx/files/2014/05/15-Las-Mujeres-Hacemos-la-Historia.pdf [Mayo 2016])
12.- Idem
13.- Movimientos Obreros Mexicanos Durante El Porfiriato: Cananea y Río Blanco. Cananea y Río Blanco. Por: Paúl Hernández Martínez. Universidad Autónoma del Estado de México, p.14 (http://www.uaemex.mx/hibrido/magazine/articulando%20investigaciones/ARTICULANDO%20INVESTIGACIONES%201.pdf [Mayo 2016])
14.- Margarita Martínez. Op. Cit p. 44
15.- Ibidem p.42
16.- Bernardo García Díaz. Op. Cit, p. 200
17.- La tragedia del 7 de enero. JOSÉ ORTIZ PETRICIOLI número 5 de la colección Cuadernos Obreros de la STPS/UCPEET, p. 54 http://archivomagon.net/wp-content/uploads/2014/01/ortiz_petricioli_jose_la_tragedia_del_7_de_enero_1986.pdf [Mayo 2016])
18.- Bernardo García Díaz. Op. Cit, p. 200
19.- Idem
20.- Luis Miguel López Mena. Op. Cit, p. 45
21.- José Ortiz Petricioli. Op. Cit, p. 55
22.- Luis Miguel López Mena. Op. Cit, p. 47
23.- John M. Hart, El anarquismo y la clase obrera mexicana, 1860-1931, pp.159-161.
24.- Ribera Carbó Anna. El primero de mayo en la ciudad de México en los tiempos de la revolución. Dirección de Estudios Históricos. Instituto Nacional de Antropología e Historia. México. 2006. (http://www.scielo.org.ar/pdf/andes/n17/n17a09.pdf [Mayo 2016])
25.- Las mujeres en la Revolución Mexicana, obra producida por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, de la Secretaría de Gobernación, y el Instituto de Investigaciones Legislativas de la H. Cámara de Diputados, con motivo de la celebración del Encuentro Nacional de Mujeres Legisladoras. 1992. p. 15 (http://web.archive.org/web/20140627223410/http://www.bicentenario.gob.mx/bdb/bdbpdf/LasMujeres.pdf [Mayo 2016])
26.- Resurrección. LA REVOLUCIÓN – HECHOS. Centro de Estudios Historia de México. Fundación Carlos Slim. (http://www.wikimexico.com/articulo/resurreccion [Mayo 2016])
27.- Ribera Carbó Anna. Op. Cit, p. 5
28.-Idem
29.-Idem
30.-Ibidem, p. 4
31.-Ibidem, p.5
32.-Ibidem, p.6
33.- Francesca Gargallo. Historia: Benito Juárez y Margarita Maza ... o cómo fue que el liberalismo no recogió el ideal de emancipación de las mujeres en México. Blog: Cuadernos feministas. (http://cuadernosfem.blogspot.mx/2010/09/historia-benito-juarez-y-margarita-maza.html [Mayo 2016])
34.- Ribera Carbó Anna. Mujeres sindicalistas: Las trabajadoras de la Casa del Obrero Mundial (1912-191 6). Una aproximación a las fuentes para su estudio. Dirección de Estudios Históricos INAH, p. 4 (https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/1256568.pdf [Mayo 2016])
35.- Luis Araiza. Primero de mayo de 1913. Historia del movimiento obrero mexicano. Primera edición cibernética, mayo del 2003. Biblioteca virtual de antorcha, p. 3 (http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/primero_mayo/caratula_primeromayo.html#3 [Mayo 2016])
36.-Idem
37.-Idem
38.-Idem
39.-Idem
40.-Idem
41.- Ribera Carbó Anna. El primero de mayo en la ciudad de México en los tiempos de la revolución. Op. Cit. p.7
42.- Ibidem. p. 8 43.- Ricardo Flores Magón. Artículo “Carranza se despoja de la piel de oveja y enseña los colmillos, las circunstancias reclaman el esfuerzo de la dinamita y el filo de la guillotina”. Regeneración, núm. 243, 26 de agosto de 1916. Archivo electrónico Ricardo Flores Magón. Cita 14 http://archivomagon.net/obras-completas/art-periodisticos-1900-1918/1916/1916-81/ [Mayo 2016])
43.-
44.- Ibidem. Cita 18.
45.- Ribera Carbó Anna. Mujeres sindicalistas: Las trabajadoras de la Casa del Obrero Mundial (1912-1916) Op. Cit. p. 175
46.- Raúl Jiménez Lesca. Centenario de la Casa del Obrero Mundial. 2012. (http://www.herramienta.com.ar/content/centenario-de-la-casa-del-obrero-mundial [Mayo 2016])
47.- La casa el Obrero Mundial. Alberto Morales Jiménez. Ediciones HL. 2007 pp. 30-33 (https://archive.org/stream/LaCasaDelObreroMundial_601/LaCasaDelObreroMundial_djvu.txt [Mayo 2016])

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